may 28, 2014Redacción ElClubExpress.comArte y Literatura, Entrevistas0
TEXTO: MARY CARMEN LÓPEZ VELASCO
Jonathan Notario presenta el miércoles 28 de mayo en La Central del Museo Reina Sofía su último proyecto: Retratos de interior, becado por VEGAP en su última edición, y que propone una investigación personal en el retrato psicológico, transformándolo en un juego de llaves, compuertas y accesos al interior de la psique humana.
ELCLUBEXPRESS: Con una “llave” has abierto los Retratos de interior, de veinticinco amigos que te han ayudado, ¿la amistad ha sido una ventaja a la hora de afrontar cada retrato?
Jonathan Notario: La amistad no ha sido una ventaja, más bien lo contrario, ha sido una fuente de tensión. Al ser gente que conoces y confían en ti, tienen más expectativas sobre el trabajo, y no quieres fallarles, por lo que el respeto se agudiza más. En este momento entra en juego la subjetividad y la idealización, ya que no los he pintado como son, sino como quiero que se vean a sí mismos. Y utilizo su referente real para estilizarlos, transformándolos en una especie de personajes de ficción que no han existido jamás.
También se inmiscuye aquí una reflexión sobre el origen fotográfico de las imágenes. La fotografía es en sí misma una realidad alterada muy diferente del referente en el cual está basado. Aunque a primera vista nos parezca igual, una foto y su referente real no se parecen en nada. Diez fotografías de la misma persona dan como resultado diez personas distintas, debido a que el encuadre, la luz y el tiempo cambian. Por lo tanto, querer hacer algo fiel desde una fotografía, ya es un fracaso en sí mismo. Mi solución ha sido huir de la fidelidad y construir desde los subjetivo, hasta crear una realidad ficcionada. Estos veinticinco retratos son veinticinco formas diferentes de retratarme a mí mismo a través de mis amigos, yo no aparezco en ninguno, pero de alguna forma hay algo de mí en todos ellos. Gracias al proyecto, he podido crear lazos de amistad más estrechos y romper la barrera de facebook con algunos a los que casi no conocía en la vida real. A veces lo digital nos engulle y se agradece quedar para tomar algo y que te den la carta y el objeto.
La infancia aparece repetidas veces en tu obra. ¿Qué añoras de esta época?
No añoro mi infancia como tal, añoro la infancia anterior a mi nacimiento. Por alguna razón, el momento presente siempre me parece anodino y me lo parecía ya en mi infancia. Lo que añoro son las cosas que estaban en casa cuando yo era un crío y que pertenecían a épocas anteriores y a hermanos mayores. Probablemente, si las hubiera vivido, no las hubiera apreciado igual o no me hubieran interesado de la misma manera. Lo que me interesa es como puedes construir una idea del pasado sin haber estado allí, a base de recuerdos y objetos, quizá mucho más interesante que como fue en la realidad.
¿Qué parte de la psique de los retratados buscabas representar?
Primero, partimos de un punto en el que los veinticinco retratos son en realidad veinticinco formas de retratarme a mí mismo mediante la relación con mis amigos. Pero pensé que para hacer un retrato completo, era necesario cambiar de punto de vista, salir de mí mismo para incluir la propia visión de los retratados. Por ello quise incluir sus cartas y sus objetos personales, que dicen mucho más que el dibujo o la fotografía de la que partí. Estos objetos y sus cartas tampoco son ellos, sino la expresión física de como ellos quieren mostrarse, una especie de versión analógica del “que estás pensando” de facebook. Ellos saben que van a salir en una obra y eligen la manera en la que quieren mostrarse. Lo que me interesaba es como el rostro y el objeto, que son morfológicamente diferentes, pueden llegar a percibirse como psicológicamente iguales, de forma que cuando vemos el objeto lo asimilamos como un rostro, o el rostro, nos parece un objeto.
Luego está el escrito, la carta que me dan, la parte más interesante del proyecto, que dota de personalidad a las veinticinco representaciones, y es la más fiel, ya que se trata de escaneo directo, no hay casi modificación. Hace que cada personaje tenga voz propia, cosa que no pasa en las redes sociales en las que el tipo de letra siempre es el mismo.
Un concepto importante de Retratos de interior es el trampantojo (trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es) ¿Buscabas esa ilusión en un plano plástico o en un plano psicológico?
La pintura es un trampantojo, ya que te hace creer que dos dimensiones son tres; después el truco se revela y cuando el retrato se abre como una puerta plana, la perspectiva ya nos dice que es una trampa, que era mentira lo que habíamos visto y que se trataba de una simple caja que alberga un objeto. Los retratados son transformados en objetos o juguetes muy sencillos. Una especie de cajas de madera que son cápsulas de tiempo dónde dentro van sus recuerdos y objetos. Algo muy teatral y también relacionado con los objetos fetiche y los souvenirs decorativos. Ellos me dan sus objetos fetiche, pero yo los transformo en un objeto más, una simple caja.
Tu obra está muy influenciada por el cine, en concreto, con el estilo de los carteles de los 50-60-70, ¿cómo se entremezcla esta relación en tu obra?
Yo he tratado a mis retratados como actores de la película de su vida, los convierto en personajes idealizados y eso tiene mucho que ver con el cine, en el que todos los personajes suelen estar muy definidos y diferenciados; mis veinticinco retratados son morfológicamente diferentes. Así se pueda crear una sensación de obra coral como en las películas en las que hay muchos personajes diferentes. Una película en concreto en la que ocurre esto es El golpe con Paul Newman y Robert Redford, realizada en 1973 y que a su vez está ambientada en los años 30. Los títulos de está película están ilustrados con dibujos de los personajes al estilo Norman Rockwell, un ilustrador de prensa, carteles y publicidad que vivió hasta los años 70. Me pareció que ese estilo de personajes era el apropiado para hacer únicos a los míos.
Retratos de interior bebe de la novela Pulp, ¿cómo y en qué aspectos?
La novela Pulp es un referente nostálgico del pasado o de la infancia. En mi casa había bastantes, y algunas también de literatura infantil y juvenil como El club de los cinco, o Las aventuras de Tom Sawyer. Es probable que no leyera muchos de esos libros, pero los dibujos de su interior y sus portadas, se me quedaron grabados para siempre. Aprendí a dibujar copiando esas portadas. No acabo de entender cuando la gente dice que eso es retro, me parece extraño que algo que está pintado a mano, que es la expresión natural del hombre, tenga que pertenecer a una época concreta sólo porque está hecho con pincel ¿nadie va a pintar así nunca más?
Has comentado que te gustaría trabajar el concepto de realidad dentro de otra realidad, ¿tus nuevos proyectos recogen este pensamiento?
El concepto de realidad dentro de realidad viene de obras como Alicia en el país de las maravillas, El mago de Oz, La historia interminable y muchos más que tratan ese tema. Puertas que se abren y nos muestran otros mundos que están dentro del nuestro. Es algo infantil y profundo a la vez. Pero esa idea también está en la física, con los agujeros negros o los agujeros de gusano. Yo trabajo con materiales de la artesanía como la madera, el cartón, etc, que son, a su vez, muy recurridos en el maquetismo. Esto te permite una forma de trabajar en la que este concepto se ajusta perfectamente. A su vez, es lúdico y objetualmente Kitsch: compuertas, túneles pasadizos… hay muchas posibilidades. Me gusta ver una cosa por fuera y que por dentro, sea otra. Algo muy de casa de muñecas. La idea de puertas y compuertas fue el origen de este proyecto y del anterior, Reality toys, del packaging. Productos que te muestran el exterior de la caja, pero a su vez, puedes ver el juguete que va dentro.
Retratos de interior me ha llevado a algo nuevo: plantearme las maneras en las que una realidad se muestra como ficción. Al poner en el libro los títulos y la numeración de capítulos a las cartas reales que me han dado, hago que el acontecimiento real del manuscrito se asimile como si fuera un cuento de ficción.