Si puedes imaginarlo, puedes lograrlo. Notas sobre el trabajo de Jonathan Notario
Texto escrito por Marcos Fernández para la exposición “Jonathan Notario – Si puedes imaginarlo, puedes lograrlo (2009-2014)”.
La cotidianidad, y sus objetos más próximos, se posicionan muchas veces como generadores de felicidad, o bienestar, que desembocan en la más estricta comodidad y en complacencias valiosas. Estas herramientas son el actual artilugio que mueven la idiosincrasia de los sujetos, las entidades e incluso del mundo.
La necesidad viene precedida de un deseo y, a su vez, de cierta em- patía por los elementos virtuales, como pretensión filtrada a través de lo comunalmente conocido y establecido: “Que la marca comercial represente hoy en día una categoría paradigmática en la descripción e interpretación de muchos fenómenos sociales y artísticos, y a raíz de ello también una metáfora cada vez más utilizada a nivel retórico e incluso poético, es algo de sobra conocido. Y es que en la actualidad el consumo de marcas tiene un valor cultural y estético sin precedentes, puesto que existe una relación circular muy estrecha entre las repre- sentaciones simbólicas de los sujetos y las referencias propias del ám- bito del marketing, del merchandising y del brand identity”.
En el libro “Arte, ¿líquido?”, Zygmunt Bauman escribe: “La vida de la Modernidad Líquida es un ejercicio cotidiano de fugacidad univer- sal. Los objetos útiles e indispensables de hoy son, casi sin ninguna excepción, los desechos de mañana. Todo es prescindible, nada es verdaderamente necesario, nada es insustituible. Todo nace con la marca de la muerte. Todo se propone con fecha de caducidad. Todo, todo lo nacido o hecho, todo lo humano o fabricado es prescindible. Retomando el viejo conocido dicho, diría que un espectro se cierne sobre el mundo líquido-moderno, sobre sus moradores y sobre to- dos sus productos y obras: el espectro de lo sobrante, el espectro de lo superfluo”. Podemos definir a la Modernidad Líquida como la real situación en la que se vive hoy: comunidad de consumidores bajo el dominio de los criterios estéticos de la ideología hegemónica del con- sumismo. Según Bauman, uno fundado sobre el principio absoluto del placer que tiene una esencial base -o envoltorio- de libre elección, rep- resentada en la ideología cultural del capitalismo post-industrial que, al mismo tiempo, se transmuta en un espacio simbólico privilegiado donde, todos los estilos de vida contemporánea, se expresan.
La obra de Jonathan Notario ahonda en la concupiscencia del medio como enfermedad y en la fenomenología del consumo como terapia,
bajo una apariencia cómica, sarcástica y articulada a través de lo vintage y la ilustración publicitaria de los años 50.
Un contexto que nos invita a recrear la visión de una sociedad post- bélica y pre-popular sometida a los encantos del bienestar aburgue- sado, al proteccionismo competitivo y al “Beggar my neighbour”, té- rmino acuñado en la época de entreguerras por la que se pretende empeorar la situación económica de los países vecinos, con el objeto de resolver los problemas económicos propios. Todo un clásico.
Inventor y diseñador gráfico, Notario ha concebido una marca ficticia de juguetes artísticos llamados “Reality Toys”, como parábola de los magnéticos principios mercantiles de la industrialización a través de una génesis sofisticada.
El artista describe sus objetos como: “artefactos revelados como la solución perfecta para ayudar a resolver los problemas humanos a través de la intervención absurda de la técnica”. Con un halo de automatización a diferentes escalas, estos juguetes/objetos aportan una utilidad un tanto discutible, amenazadora, como producto de la imaginación y de la lógica del propio artista.
Cada trabajo se presenta como una pieza única, como réplica de los productos estandarizados fabricados en serie, con manual de instrucciones, embalaje y campaña publicitaria, a lo que podemos sumar un elemento recíproco fundamental: el de la participación. Por eso, las obras poseen un carácter interactivo unívoco donde, me- diante la manipulación, se pueden verbalizar, accionar y presentar como metáfora hábil de los complejos actuales.
Utiliza imágenes para poner en relieve un choque entre la naturaleza extraña y paradójica de los objetos, la estructuración de un sistema de producción excesivamente racional y el consumo de los valores mecánicos que, contradictoriamente, acceden en oposición al méto- do de fabricación del trabajo -utilizando métodos tradicionales como la pintura, el dibujo o ilustración, la instalación o la escultura- entran- do en la dialéctica de las mismas, en su sentido conceptual y sirven como un escaparate de observación que profundiza sobre el calado original del discurso de Jonathan Notario.